Conociendo a los chavales

 CRUZ ROJA

Nuestro primer día yendo por nuestra cuenta con el coche/cacahuete de Noelia, y solo para llegar hasta Piniers ya se nos complicó, porque aunque parece que siendo 3 es más fácil acordarse del camino, la realidad es que una no se acuerda de nada, la otra piensa que es por un camino y la otra intenta guiarse poniendo el gps y a la vez siguiendo su instinto de conductora. Tras pasar por medio del barrio de El Principe y hacer alguna que otra pirula de un lado a otro conseguimos llegar. 

Este día nos presentaron mejor a todos los chicos, aunque muchos estaban durmiendo...ahí da igual la hora que sea, es un poco jauja, pero los chicos que tienen más ganas de seguir formándose y están más motivados con salir de ahí y empezar su vida fuera siempre están dispuestos a ayudar, a hacer talleres... De hecho, hay una caseta que nos la presentaron como la de “los artistas”, donde había un chico que dibujaba como si el lápiz tuviera vida propia y otro que toca la guitarra y ya nos ha hecho disfrutar de sus canciones, tanto árabes como flamenquitas. Después del reconocimiento de caras nos fuimos a hacer un taller con una de las monitoras. El taller consistió en hacer tableros de parchís, cortaban ellos las tablas, calculaban las medidas, lo dibujaban y lo pintaban. Aunque aún no sabemos cuánto durarán vivos los nuevos parchís, ya que los viejos eran comprados y por lo que nos han contado duraron muy poco.

Los chavales se aburrían rápido y nosotras...también. Al final la actividad la realizaban ellos...y esto de dejar de ser alumna para convertirte en monitora es un cambio muy grande al que aún nos tenemos que acostumbrar. Noelia y Lucia empezaron a jugar al tres en raya mientras yo hablaba y le explicaba el juego a uno de nuestros chicos favoritos, que lleva 1 año y pico en Ceuta y habla español súper bien, nos contaba que tenía muchísimas ganas de salir de ahí e irse a un sitió donde “no haya ningún marroquí”. De jugar al tres en raya pasamos al ahorcado, y ya nos unimos por equipos; Noelia y Lucia vs Luna y Nidal. Cuando nos quisimos dar cuenta teníamos un pequeño círculo a nuestro alrededor de chicos observando y sonriendo, nosotras les animábamos a participar y a decir letras y palabras para el juego, de tal forma que que los equipos fueron aumentando a la vez que nuestra motivación por haber conseguido llamar la atención de los chicos con un juego con el que sin que apenas darse cuenta mejoraban y practicaban su alfabetización.

DIGMUN

El jueves me desperté y encontré el teléfono lleno de notificaciones, el taller estaba inundado. Sin saber a lo que me iba a enfrentar, me presente en los talleres para ayudar a mis compañeras. Básicamente estuvimos recogiendo “agua” toda la mañana.

Ese día entendí porque Natalia me dijo que “en Digmun iba a hacer de todo”. 

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